En un especial muy controvertido, Séptimo Día, del canal caracol, ha emitido dos programas el cual ha denominado: “La desamornización, la flecha del conflicto”, y se espera una tercera entrega para el 9 de agosto; el sólo nombre del especial tiene un alto contenido cultural y espiritual, pero que va en contravía de los preceptos ancestrales de los pueblos indígenas, sin olvidar el mismo nombre del programa “Séptimo Día”, como si lo que se dijera no fuera sólo el descanso del Dios cristiano, sino también, que lo que diga el programa, posiblemente, es la voz de Dios.
En un especial muy controvertido, Séptimo Día, del canal caracol, ha emitido dos programas el cual ha denominado: “La desamornización, la flecha del conflicto”, y se espera una tercera entrega para el 9 de agosto; el sólo nombre del especial tiene un alto contenido cultural y espiritual, pero que va en contravía de los preceptos ancestrales de los pueblos indígenas, sin olvidar el mismo nombre del programa “Séptimo Día”, como si lo que se dijera no fuera sólo el descanso del Dios cristiano, sino también, que lo que diga el programa, posiblemente, es la voz de Dios.
Pero más que criticar el trabajo periodístico, que sin duda es uno de los grandes logros de la constitución de 1991 como lo es el derecho a la opinión, también es importante recordar que dicha carta magna que nos rige hace 24 años, ha reconocido hasta ahora a los pueblos indígenas, tan olvidados durante cientos de años, su derecho ha vivir dignamente en esta tierra que de por sí les pertenece, antes que llegaran los antepasados europeos y blancos, ascendencia y familia de la senadora Paloma Valencia.
Pero por qué el programa hace énfasis de un exceso de derechos para pueblos indígenas? será que los derechos que no han sido reconocidos a los pueblos aborígenes en tanto tiempo son exceso? Pero si hablan de excesos, porque hay tanto defecto en la educación, la salud, el saneamiento básico, el trabajo, la vivienda digna, la seguridad alimentaria, y demás derechos violados a los pueblos ancestrales por políticas de gobierno y administraciones corruptas? Definitivamente, el lenguaje periodístico de este programa se contradice en los fines esenciales del periodismo: informar la verdad; una verdad que debe ser construida entre todos, no sólo con los que financian dichos programas, sino también por la población indígena vulnerada de este país, teniendo una mirada holística, intercultural, otra mirada de mundo; esa mirada que permite comprender el por qué una persona que asesina a otro miembro de su comunidad en el cabildo, no paga cárcel en una prisión, sino que trabaja en su comunidad para que siga manteniendo no sólo a su propia familia, sino también a la familia de la persona del cual le privó la vida, con normas ancestrales establecidas dentro de su autonomía territorial, para que se afecte lo menor posible a ambas familias y sus hijos.
Ya me lo decía un sacerdote franciscano hace muchos años, “donde hay seres humanos, siempre encontrarás miseria y maldad”, o podemos negar la miseria en la iglesia, en las fuerzas militares, en los gobernantes, en los periodistas, y por qué no en los pueblos indígenas; no sólo es el hecho de identificar la maldad que tienen algunos líderes y miembros de comunidades indígenas que se han dejado “infectar” de los grandes males del mundo occidental, como lo es la corrupción, la drogadicción, la prostitución, entre otros, sino que también hay males que hacen parte de la misma humanidad, que sin distinción de cultura y ley, se han visto en muchas comunidades indígenas, campesinas, clase alta y media, y a lo largo de la historia; pero esto no significa que la humanidad, y que en este caso los pueblos indígenas, son el peor mal de nuestro planeta; tendríamos, entonces, que acoger la propuesta de la senadora Valencia, y dividir el país en “buenos” y “malos”; la verdad, no se si ustedes, pero yo no sabría en que parte de esta división vaya a estar.
Pero esta situación también tiene un trasfondo político; los pueblos indígenas han podido, a través de su lucha y resistencia, conquistar sus derechos y sus libertades, defender la naturaleza por encima de los intereses económicos de empresas extractivas y multinacionales, incidir en el Estado para que sean reconocidos como sujetos de derechos colectivos, impulsar procesos sociales y políticos en beneficio de sus comunidades, desarrollar propuestas políticas de alcance local, regional y nacional, y unirse como fuerza política para las próximas elecciones; es quizás por estas razones, entre otras, que salen especiales periodísticos como este, con el fin de desestabilizar y “desarmonizar” los grandes logros alcanzados- y por alcanzar- de los pueblos indígenas de nuestro país. Depende ahora de usted como televidente y lector tomar su propio criterio, pero también del canal que brinde la oportunidad y el derecho de “réplica” para los pueblos indígenas, y de todos, para que construyamos una nación en paz, sin esas Flechas de conflicto enviadas por programas que se consideran el día de descanso de Dios.