Para poder hablar de un agroquímico como el “glifosato” es necesario identificar que los agroquímicos son sustancias químicas producidas sintéticamente, los cuales buscan la eliminación de plagas o de cualquier organismo patogénico de un cultivo. Dentro de los agroquímicos se encuentran los fertilizantes, fungicidas, herbicidas, insecticidas y reguladores de crecimiento.

Para poder hablar de un agroquímico como el “glifosato” es necesario identificar que los agroquímicos son sustancias químicas producidas sintéticamente, los cuales buscan la eliminación de plagas o de cualquier organismo patogénico de un cultivo. Dentro de los agroquímicos se encuentran los fertilizantes, fungicidas, herbicidas, insecticidas y reguladores de crecimiento.

Se entiende por herbicida a los productos químicos (sustancias químicas o mezclas de sustancias), que se utilizan para el control y eliminación de plantas indeseadas, malas hierbas o maleza. Los herbicidas se pueden clasificar en herbicida total, el cual puede eliminar cualquier tipo de plaga  y de planta, y el herbicida selectivo, el cual solo elimina la maleza. La clasificación de herbicidas depende de su concentración y de su dosificación.

En el mercado colombiano actualmente hay más de 100 presentaciones diferentes de herbicidas, los cuales contienen glifosato. Recordemos que el glifosato fue un descubrimiento de la multinacional MONSANTO en el año de 1971, el cual se empezó a usar en el sector agropecuario para mediados de 1974 bajo el nombre de Roundup Ready.

En Colombia el glifosato se utiliza para las fumigaciones de cultivos ilícitos (donde se está proclamando su suspensión) por aspersión aérea, y para la eliminación de plagas y malas hierbas en la agricultura. En la agricultura, el glifosato se utiliza en cultivos de arroz, café, caña de azúcar, papa y tomate, entre otros.

Con la decisión del gobierno nacional de acabar con el uso del glifosato en fumigaciones de cultivos ilícitos, han surgido diferentes opiniones, unas a favor y otras en contra, las cuales tienen argumentos de peso, generando un debate del cual es difícil escapar.

El gobierno tomó esta determinación luego que la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de la “Agencia para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), elevara la categoría del glifosato a probablemente cancerígeno para humanos”. (Tomado de http://censat.org/es/noticias/oms-glifosato-y-cancer-la-organizacion-mundial-de-la-salud-califico-de-cancerigeno-al-herbicida-del-milagro-agricola)

El Ministro de Salud planteó que; “por ahora la decisión que está en juego es la del uso del glifosato en la aspersión para cultivos ilícitos”. (Tomado de http://www.elespectador.com/noticias/politica/suspension-de-fumigaciones-glifosato-no-aplicara-cultiv-articulo-560028)

El Ministro de Agricultura expuso que; “antes de suspender las aspersiones con glifosato para cultivos legales, solicitaré al Ministerio de Salud y al Instituto Nacional de Salud que nos diga si ese informe toxicológico afectaría las aspersiones aéreas o terrestres que se hacen con el mismo producto”. (…) “En las aspersiones aéreas hay tres autorizaciones, una para cultivos ilícitos, de 10,4 litros por hectárea, otra de 3 litros por hectárea para la siembra de arroz y otra de 3 litros por hectárea en la caña de azúcar como un regulador fitosanitario”. (Tomado de http://www.bluradio.com/98910/iragorri-pedira-estudio-minsalud-para-definir-uso-de-glifosato-en-agricultura)

Para líder campesino César Pachón Achury, ingeniero agrónomo,  “el glifosato a nivel de agricultura no se puede sustituir de un día para otro, porque lamentablemente somos dependientes de una agricultura química, que por falta de asistencia técnica no tenemos; indicación, orientación, ni formación. Si los campesinos tuviésemos capacitaciones y ayudas para el manejo integrado de malezas, y si el Ministerio de Agricultura hiciera asistencia técnica a todos los campesinos, nos enseñarían a hacer un manejo integrado de malezas y utilizar varias medidas para no hacer solamente un manejo químico, sino medidas diferentes, complementarias; entonces, el uso del glifosato no se puede suspender pues actualmente se utiliza en la agricultura, y porque causaría una falencia en el sector agropecuario, un problema de malezas en muchos cultivos, sobre todo en cultivos permanentes; como es el café, los cítricos, los frutales, que son los que más se usan, como de  potreros que se preparan para la siembra, los cuales también se afectarían”.

Para Sonia Pérez cofundadora de la Asociación de Semillas y Agrosolidaria, “aún no hay herbicidas orgánicos que sustituyan en este momento a bajo costo”, refiriéndose a posibles sustitutos del glifosato, y también plantea que en cuanto a la agricultura orgánica “requerimos mayor conocimiento y asesoría técnica de parte del Ministerio de Agricultura, como de otras instancias”. Pérez además denuncia que el Ministro Iragorri congeló el programa de agricultura familiar, por lo cual le hace un llamado a Iragorri; “exigimos al Ministro Iragorri la reactivación del programa de agricultura familiar”.

Los herbicidas orgánicos son muy limitados, y su precio es mayor que el de los químicos, a pesar de su difícil acceso, los herbicidas orgánicos contienen ingredientes completamente naturales. Hay cuatro tipos de herbicidas orgánicos, que tienen mayor uso en la agricultura orgánica; los ácidos, ácidos grasos, los inhibidores de crecimiento y la sal.

Para las problemáticas que expone Pachón, como de la mayoría de agricultores y campesinos colombianos, se plantea como parte de la solución, por parte de grupos de asociaciones de semillas como “Agrosolidaria” de Sonia Pérez; formas de agricultura ecológica o agricultura orgánica, las cuales buscan un aumento en el desarrollo y en la producción agropecuaria por medio de la conservación de recursos, la estabilidad biológica, la sustentabilidad, el uso de herbicidas naturales, y en general prácticas de agricultura orgánica, libre de químicos, que contribuyen al cuidado del medio ambiente.

El Ministerio de Agricultura tiene debilidades de años atrás, en elaboración de políticas públicas que les sean útiles y rentables a los agricultores y campesinos, las cuales puedan mejorar el desarrollo del campo, con prácticas orgánicas que mejoren la calidad de los alimentos para su consumo, y que no sean dependientes de multinacionales como MONSANTO, y con esta de agroquímicos; herbicidas tales  como el glifosato, el cual es veneno para el consumo humano.

Por último, se plantean algunas recomendaciones:

1) Que el Ministro de Salud le explique al país, ¿por qué es más nocivo para la salud el glifosato en fumigaciones aéreas a cultivos ilícitos, que en la aplicación de cultivos lícitos?

2) Las instituciones competentes deben atender las inquietudes de los agricultores y campesinos, en cuanto a los sustitutos que se pudiesen llegar a emplear en remplazo del glifosato y que sean de carácter orgánico. Lo anterior por medio de la asistencia técnica.

3) Es necesario promover e incentivar la investigación en la agricultura ecológica o agricultura orgánica.

4) Por último, el Ministerio de Agricultura debe garantizar la soberanía alimentaria, que cobije a los agricultores y campesinos,  protegiéndolos de políticas que los afecten o vulneren. No se puede pensar en desarrollar la economía del país por medio de tratados de libre comercio, si no se crean las condiciones mínimas para los agricultores y campesinos, las cuales les garanticen una competencia que los beneficie, los expanda y los potencialice, y no una competencia que les acabe sus cultivos, sus precios, y que acabe con su actividad como agricultores.

Por: Juan Camilo Caicedo Moya

Twitter: @JUANCAELBROKY