Hace tan sólo unos días, Ariel Ávila, analista e investigador de la Fundación Paz y Reconciliación,  expresó en una entrevista con el diario El Espectador, que “después de un seguimiento en 19 departamentos se determinó que hay 140 candidatos a Alcaldías y Gobernaciones que estarían vinculados a organizaciones criminales o cometiendo delitos electorales con el objetivo de ganar las elecciones del próximo 25 de octubre”.

Hace tan sólo unos días, Ariel Ávila, analista e investigador de la Fundación Paz y Reconciliación,  expresó en una entrevista con el diario El Espectador, que “después de un seguimiento en 19 departamentos se determinó que hay 140 candidatos a Alcaldías y Gobernaciones que estarían vinculados a organizaciones criminales o cometiendo delitos electorales con el objetivo de ganar las elecciones del próximo 25 de octubre”(Tomado de http://www.elespectador.com/noticias/politica/estos-son-los-candidatos-mas-polemicos-elecciones-de-oc-video-570334)

La idea no es analizar los casos de dicha investigación, sino ver un fenómeno de trasfondo que subyace en una particularidad en estas elecciones, y es que a diferencia de las pasadas, estos candidatos quizás “polémicos” están recibiendo los respectivos avales de partidos y fuerzas tradicionales y no de movimientos nuevos o independientes; esta situación obedece, quizás, a lo que en el pasado le costó -y con creces- a los movimientos y partidos que no son tradicionales y que en muchos casos eran fuerzas que identifican a las minorías étnicas y la población más vulnerada.

Para hacer un análisis a grandes rasgos, podemos tomar como ejemplos partidos o movimientos originariamente indígenas como AICO y ASI (este último ya no indígena), que se vieron envueltos en dificultades por vínculos de candidatos con fuerzas armadas ilegales, la desarticulación como unidad político-organizativa que hizo que hasta algunas organizaciones indígenas se desvincularán y/o perdieran su autonomía política, o que se convirtieran exclusivamente en lo que algunos llamaron “fábrica de avales”. Además, pese a que los movimientos y partidos políticos no tradicionales crecieron en la intención de voto en las pasadas elecciones locales y regionales, la respuesta no fue la misma en las anteriores elecciones al congreso, donde estuvieron a punto de perder la personería jurídica.

A esto se le suma, que la nueva normativa para partidos políticos es mucho más estricta no sólo para continuar o conseguir la personería jurídica, sino también en la responsabilidad que tienen los partidos políticos al dar avales a candidatos que más adelante puedan generar dificultades con autoridades judiciales y administrativas.

Ha sido, tales razones, lo que posiblemente ha puesto a pensar a más de un directivo y líderes de los partidos no tradicionales lo que se requiere realmente para que haya una incidencia política y una fuerza efectiva y social, que redunde en los cambios estructurales que queremos muchos colombianos, no sólo en materia de paz, sino en justicia social y oportunidades para todos y todas.

Es así, que líderes y organizaciones sociales indígenas, campesinas y étnicas, han vuelto a retomar sus principios ideológicos y ancestrales, volcando todos sus esfuerzos en configurar un movimiento social, indígena, alternativo e independiente, y construir entre todos un nuevo país. Surge, de este modo, el Movimiento Alternativo Indígena y Social –MAIS, que, parafraseando al líder indígena Sebastián Jansasoy –Director de comunicaciones de MAIS, es la oportunidad de sembrar la semilla de la revolución, pero no de armas, sino de pensamiento, de espíritu y de un buen vivir para esta y las futuras generaciones de este país, que está hastiado de políticas tradicionalistas que sólo inclinan la balanza de un lado y de otro, sino constituir una nueva vía donde haya más participación de una nación pluralista e incluyente.

Finalizo exhortando a los líderes de estos movimientos sociales, que aunque cuentan con el poder de inscribir candidatos y ganar en las próximas elecciones, más que avales es la posibilidad histórica de incidir positivamente en las políticas de Estado para la transformación de una nación que demanda grandes cambios en las comunidades donde se vaya a gobernar.

EZEQUIEL ORTIZ CRUZ

Twitter: @Ezekielfilosofo