Pese a la propaganda sucia que se valió del miedo a convertirnos en una copia del fracasado modelo dependiente del petróleo del vecino país; aunque los grandes medios de comunicación están parcializados a favor de los candidatos que representan lo más dañino para los ciudadanos y los recursos naturales de la nación; y teniendo en cuenta que esta campaña no contó con recursos económicos suficientes, los resultados de esta primera vuelta electoral demostraron que casi 5 millones de personas desean una sociedad más equitativa, que más de 9 millones se decidieron por un modelo de Estado respetuoso de la vida y de las instituciones democráticas y que estamos encaminados a un verdadero cambio, aunque ciertos sectores sigan imponiendo sus nefastas ideas a través de la mentira y la desinformación.

Gustavo Petro alcanzó una votación histórica para los movimientos alternativos y mostró que a pesar de las múltiples maneras de corromper al elector que usan los políticos tradicionales, hay una ciudadanía consciente y libre que elige las ideas, las propuestas, las visiones de país y optó por una que defiende la vida por encima de lo económico, que considera la salud y la educación no un negocio sino un derecho de todos los ciudadanos, que busca cerrar un poco la brecha de la desigualdad para transitar verdaderamente hacia la paz.

Pero, aunque se trate de un inmenso logro, estamos en peligro de quedar en manos de los responsables de la actual debacle y es por ello que debemos buscar la unión de todas las fuerzas que se oponen a la perversa connivencia entre política, corrupción y narcotráfico y que reclaman un Estado que proteja en vez de segar la vida de sus jóvenes para obtener beneficios; para que de una vez por todas podamos alcanzar todo aquello que la Constitución del 91 planteó y que no ha podido hacerse realidad por cuenta de las fuerzas oscuras que se lucran de la guerra y la muerte.

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